Lafragua, faro del saber

*Si un visitante entra a la Biblioteca Histórica José María Lafragua de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla podrá adentrarse inmediatamente al pasado de nuestro país y recorrer plenamente la historia de la Colonia

Édgar Ávila Pérez

Puebla, Pue.- Cuando se pone un pie dentro de la antigua casona virreinal, un olor inconfundible a papel, tinta e historia invade el sistema olfativo. Es como una combinación no sólo de aromas, sino de recuerdos. Las fragancias a añejo se mezclan con imágenes de remotas estanterías de madera y envejecidas portadas de libros.

Las sensaciones crecen conforme se avanza por la refrescante bóveda que alberga la Biblioteca Histórica José María Lafragua y los sentidos explotan cuando se dimensiona que uno se encuentra frente a un acervo bibliográfico que sobrepasa los 90 mil volúmenes, entre ellos 45 mil libros antiguos de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII.

El crujir del piso y el eco que retumba por las paredes indican que estamos frente a un recinto del saber, un vestigio de la humanidad y pensamiento. Con ejemplares testigos de uno de los inventos más importantes: 17 libros incunables, creados durante el siglo XV, nada más y nada menos que en el inicio de la imprenta

Ingresar a este recinto de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, ubicado en el Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, es adentrarse a uno de los fondos antiguo más cuantioso y diverso de Puebla y una de las más importantes de México en su género. Junto con la Biblioteca Palafoxiana, se ha convertido en un faro del saber.

Borges identificaba al paraíso con una biblioteca y no estaba errado.  El grueso de las colecciones del lugar corresponden a los siglos XV-XVIII, sin embargo, pueden también apreciarse códices indígenas y cartas originales de José María Morelos y Pavón.

Una de sus mayores joyas es un libro de 1370, manuscrito, por supuesto, con las célebres capitulares pintadas a mano. Hacer el recorrido por todas las joyas que alberga la también conocida simplemente como Bilbioteca Lafragua, es hacer un recorrido por el espíritu humano.

Es cierto que fue inaugurada en 1874 como Biblioteca del Colegio del Estado, pero su acervo se lo debemos al el Colegio del Espíritu Santo de la Compañía de Jesús, institución que desde que se fundó en 1587 comenzó a formar la colección de gran variedad, cantidad y calidad de sus materiales bibliohemerográficos y documentales antiguos.

Su diversidad temática se entiende cuando se conoce que la colección se fue confirmando de varios fondos bibliográficos de distinto orden que en diferentes épocas fueron constituyéndose y posteriormente, también en distintas fechas y por diversas razones, añadiéndose.

Y un ejemplo de esa riqueza y diversidad es el patrimonio documental Obras de música para tecla, arpa y vihuela de Antonio de Cabezón, impreso en Madrid en 1578 por Francisco Sánchez, uno de los 11 que en 2021 quedaron inscritos en el Registro Nacional de Memoria del Mundo de la UNESCO

Aquí, en este sitio de paredes gruesas y techos altos, como un centro de culto del saber, se encuentra un testimonio viviente intelectual, moral y científico de las comunidades académicas, seculares y religiosas.

No sobra decir que en Puebla se encuentran unos de los mayores acervos bibliográficos del mundo hispano y la Bilbioteca Lafragua es, sin duda, una de sus mayores custodios.

 

 

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